Spartacus:
una logia entre dos repúblicas
A
lo largo del primer tercio del siglo XX el continente europeo
convive con un fenómeno político complejo que terminará
alumbrando una?de las peores tragedias conocidas por la
humanidad. La organización del movimiento obrero?surgido
durante el proceso de industrialización fue combatida por
los grandes capitales recurriendo a diversos medios, entre
ellos el apoyo a una serie de planteamientos políticos que
cuestionaron las propias bases de las democracias liberales,
y que apostaron por un sistema totalitario en el que se
combinaban otros elementos tales como el militarismo y un
nacionalismo exacerbado, a los que se añadieron el dogmatismo
religioso o el racismo extremo. Este es el clima que rodea
la Marcha sobre Roma que Benito Mussolini organiza en octubre
de 1922, y que materializa la organización formal del primer
Estado fascista en Europa. La enfermedad es contagiosa y
se extenderá como una mancha de aceite: Portugal, Alemania,
Hungría, Rumanía... Ningún país del viejo continente se
verá libre de lo que muchos perciben como una amenaza, capaz
de liquidar los principios teóricos que pusieron fin al
Antiguo Régimen, alumbrados por la Ilustración y las convulsiones
políticas producidas desde 1789. En algunos de los países
afectados serán las propias urnas las que hagan posible
la extinción de unos frágiles e incipientes sistemas democráticos,
caso, por ejemplo, de Alemania en 1933; en otros, por el
contrario, se vive una situación inquietante en la que se
vislumbra el inminente peligro, aunque quizá no su verdadera,
real e inmediata dimensión.
El caso de España tiene sus características propias y no
será ajena al problema. Valga como ilustración cómo en un
encuentro oficial entre los monarcas español e italiano,
Alfonso XIII y Víctor Manuel III, el primero presenta a
su jefe de Gobierno, Miguel Primo de Rivera, que había llegado
al poder en 1923 tras un pronunciamiento: «Il mío Mussolini».
Cuando
la dictadura del general caiga y el movimiento republicano
consiga cristalizar, la amenaza del ruido de sables será
permanente, hasta el punto de que será precisamente un golpe
de estado el que anegue en sangre al país y lo condene a
padecer una larga y cruel dictadura.
Es
en este marco temporal y político en el que se produce un
fenó meno curioso y singular en el ámbito masónico, cuya
seña de identidad será la preocupación común, compartida
por franceses y españoles, ante el avance y consolidación
de los totalitarismos que amenazan ambas repúblicas: la
española, nacida en abril de 1931, y la francesa, germinada
al calor del pensamiento del «Siglo de las Luces» y de los
sucesivos procesos revolucionarios desencadenados a finales
del siglo XVIII y durante el siglo XIX. Se trata de la logia
Spartacus, entre cuyas columnas trabajaron francmasones
españoles y franceses.
La creación de la Logia
La
logia Spartacus comenzará a desarrollar su actividad el
4 de enero de 1934. Su primer Venerable Maestro será el
industrial Robert Pinède, víctima en junio de 1944 junto
a su esposa y su madre en la masacre de Oradour sur Glane.
El encendido de luces, inauguración formal, tendrá lugar
en la fecha indicada en la sede de la logia La Zélée, sita
en Bayona, en la entonces denominada rue Bergeret, y adscrita
al Gran Oriente de Francia. No obstante sabemos de la existencia
de un trabajo preparatorio promovido por miembros de tres
talleres masónicos diferentes, uno español, la logia Altuna,
radicada en San Sebastian, y otros dos franceses, sitos
en Bayona, la ya citada La Zélée, y l ´Étoile du Labourd.
A
la singularidad del proyecto se une el hecho de que los
miembros de las tres logias están a su vez encuadrados en
tres obediencias diferentes: El Grande Oriente Español en
el caso de la logia Altuna, el Gran Oriente de Francia,
y la Gran Logia de Francia en el caso de L´Étoile du Labourd.
Tiene un peso significativo en este proyecto masónico franco
español la participación de miembros de la logia La Zélée,
que asumen la mayor parte de la responsabilidad organizativa,
estando además intensamente animada la iniciativa por una
figura a la que los españoles, a juzgar por la correspondencia
que se conserva, estarán muy agradecidos: se trata de Félicien
Court, periodista y escritor de Toulouse, miembro del Consejo
de la Orden del Gran Oriente de Francia nada menos que durante
tres mandatos diferentes comprendidos entre los años 1918
y 1939.
Los francmasones que integrarán la logia Spartacus ubicarán
la sede del nuevo taller en la localidad de Hendaya. Con
esa estratégica ubicación geográfica dirigirán una solicitud
de constitución y otorgamiento de la «carta patente» tanto
al Gran Oriente de Francia como al Grande Oriente Español.
El criterio práctico de la territorialidad vigente en el
momento se impondrá y será rue Cadet la que encuadre a la
nueva logia en su activo, expidiéndole su documento fundacional
el día 15 de noviembre de 1933. Ello no impedirá que la
numerosa participación de españoles «entre columnas», y
el carácter internacional que se asume como una seña de
identidad desde el primer momento, haga posible que el Grande
Oriente Español esté permanentemente informado de cuanto
el taller hace.
La orientación de la logia, de estructura compleja tanto
por su proceso de formación como por su?composición, estará
marcada por?una decidida acción antifascista. Ya?en el levantamiento
de columnas se?pone de manifiesto que lo que sus fundadores
persiguen es poder:«...Dar un paso efectivo hacia la paz
y la fraternidad. Se trata en consecuencia no del nacimiento
de una logia más cualquiera, sino de una logia animada por
el antifascismo...». Es decir, podemos comprobar en la propia
documentación fundacional la existencia de una preocupación
que anida en el espíritu de muchos francmasones de la época.
Pensemos que en Italia el fascismo se ha consolidado en
el poder y lo ejerce ininterrumpidamente desde hace once
años; que Hitler acaba de ganar las elecciones que conducirán
a Alemania hacia la dictadura nacionalsocialista;
Los
francmasones que int grarán la logia Spartacus ubi- carán
la sede del nuevo taller en la localidad de Hendaya. Con
esa estratégica ubicación geográfica dirigirán una soli-
citud de constitución y otor- gamiento de la «carta paten-
te» tanto al Gran Oriente de Francia como al Grande Oriente
Español.
y que la joven democracia republicana española comienza
a conocer y a sufrir los embates del totalitarismo. Abundado
en lo anterior, desde la logia Altuna se envían en noviembre
de 1933 una serie de circulares dirigidas a otros talleres
peninsulares en los que se pone de manifiesto la voluntad
de participar en la creación del nuevo taller, que se anuncia
próxima, en 1934, y se reitera cuál es el ideal que impulsa
a todos los fundadores: «... conseguir que puedan levantarse
columnas de una logia internacional cuyo fin principal ha
de ser el de realizar los más eficaces esfuerzos en pro
de la paz y la fraternidad...». Estas circulares forman
parte de una activa campaña de comunicación puesta en marcha
por el taller vasco, y deducimos que iban mayoritariamente
dirigidas a otras logias federadas en el Grande Oriente
Español. Se buscaba lograr el mayor número de dobles afiliaciones
de cara a dar solidez al proyecto y permitir su establecimiento
y
La creación de la logia Spar- tacus encuentra también
su causa desde el «lado epa- ñol» en la visión aperturista
de los miembros de la logia Altuna, creada en el año 1932,
y preocupada desde su nacimiento por mantener unas estrechas
relaciones con los talleres existentes al otro lado del
Bidasoa.
funcionamiento inmediatos. Juan Zíbar y Elías B. Marqués,
Venerable y Secretario de la logia Altuna respectivamente,
informaban entonces de los pormenores que rodeaban la creación
del taller dejando ya claro que el mismo quedaría encuadrado
en la organización administrativa del Gran Oriente de Francia.
Se daba cuenta igualmente del porqué se había elegido Spartacus
como título distintivo de la nueva logia, «... pues trae
a nosotros el recuerdo de aquel esforzado gladiador de Capua
que trató de romper las cadenas de los esclavos de su tiempo
y que con solo diez mil hombres consiguió po- ner en cuidado
durante varios años al orgulloso poder de Roma...». Venerable
y Secretario aprovechaban el escrito para dar cuenta de
las condiciones económicas que implicaría la pertenencia
a la nueva logia: 15 francos trimestrales de la época con
su cambio en pesetas: 7,05; o lo que era lo mismo, 2,35
pesetas al mes. Curiosamente, y como veremos más adelante,
entre los avatares que afectarán a la corta vida de esta
logia, los problemas económicos tendrán un peso importante
y además no tardarán en manifestarse.
Las palabras de Juan Zívar y Elías B. Marqués son de nuevo
ilustrativas al referirse a la reacción de Félicien Court
y de los miembros de las logias bayonesas: «... habiendo
cristalizado nuestros propósitos mucho mejor de lo que pudieran
soñar las más lisonjeras esperanzas gracias a la buena voluntad
que hemos encontrado en nuestros hermanos franceses, quienes
no solo se han apresurado a es- trechar la mano que nosotros
tendíamos, sino que, llenos del mayor entusiasmo, no han
perdonado esfuerzo hasta conseguir que puedan levantarse
las columnas de una Logia Internacional...»
Spartacus se desarrollará con una aparente «buena salud»
en lo que a la incorporación de miembros se refiere. De
hecho, aunque tras su puesta en funcionamiento oficial desarrolla
sus primeras reuniones en Hendaya, el número creciente de
incorporaciones provenientes de Bilbao, Mont de Marsan,
Pau y Zaragoza, hace que de manera efectiva y habitual trabaje
en la sede de la logia La Zélée, en Bayona, que prestará
sus locales a este fin. En 1934 el censo elaborado al acabar
el ejercicio indica que el taller cuenta con 79 miembros.
La actividad de la logia Spartacus
Spartacus
es una logia «política» por el momento en que se funda y
por las razones básicas que hacen posible su aparición.
Pero no hablamos de política partidista-algo que en principio
resulta ajeno a la actividad masónica- sino de la reflexión
compartida por masones adscritos a organizaciones, nacionalidades
y talleres diferentes, y centrada en analizar un fenómeno
concreto que en el momento al que nos referimos se halla
en pleno auge, y constituye toda una amenaza frente a las
democracias. La actividad por tanto se inscribe en la forma
de hacer propia de entonces, muy característica de la Francmasonería
desarrollada por el Gran Oriente de Francia, y muy en consonancia
con la reivindicación democrática que se hacía desde el
Grande Oriente Español, donde algunas figuras relevantes,
caso de su Gran Maestro Adjunto, Ceferino González, llegaron
a reclamar abiertamente la «no neutralidad» de la institución
francmasónica durante el conflicto béli- co español.
Pero Spartacus no es sólo una logia «política» en el sentido
expresado. Trabaja siguiendo el sistema filosófico mayoritario
en el momento en España, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado
(el mismo que seguía L´Étoile du Labourd), al que se adaptan
los miembros de La Zélée, logia centenaria ligada al sistema
filosófico originario de la institución francmasónica, denominado
indistintamente Rito Francés o Moderno. En el expediente
conservado sobre la logia Altuna en el Centro Documental
de la Memoria Histórica, aparece una plancha firmada el
10 de mayo de 1935 por un miembro del taller con su nombre
simbólico, Prometeo. El documento, mecanografiado, contiene
una mención manuscrita gracias a la cual sabemos que fue
remitido a la logia Spar- tacus para su exposición y debate.
Su título, «La enseñanza laica en España. El Instituto Escuela»,
es una muestra ilustrativa de cómo exis- te un interés por
la realidad española del momento en suelo francés y cómo
se defiende una determinada concepción educativa por algunos
francmasones, claramente identificada con el ideal republicano,
com- partido a ambos lados de la frontera, y muy crítica
con «...un Estado entregado a las fuerzas reaccionarias,
cuyo principal empeño... es des- acreditar esta enseñanza
oficial en beneficio directo de la escuela con- fesional,
que sólo puede brillar ante la oscuridad ajena...». El escrito,
que comienza haciendo una referencia a la Institución de
Libre Ense- ñanza de Francisco Giner de los Ríos, explica
el proceso de creación del «Instituto Escuela» en el año
1918, exponente de lo que es en el mo- mento la escuela
laica o neutra. Llama la atención el hecho de que en el
manejo conceptual del término «laico», el autor haga ya
referencia a las «interpretaciones erróneas que se vienen
atribuyendo... con más mala fe que ignorancia». Y merece
la pena resaltar cómo la inquietud que genera la vivencia
cotidiana, así como la valoración que sobre ella se hace
están presentes entre estos francmasones: «... Los momentos
que ahora atravesamos hacen temer justificadamente que esta
labor (la del Instituto Escuela) se paralizará...»
También, a pesar de todo, permanece la esperanza que deriva
en un bien intencionado, quizá ingenuo optimismo. Algo meritorio
sobre to- do si se contempla desde la perspectiva que nos
brinda conocer qué sucedió poco tiempo después de que fuera
redactado el documento. Escribe Prometeo: «... Podrá percibirse
un País que renace y que será sin duda el más firme baluarte
del espíritu liberal y democrático, que por tan duros trances
está atravesando en el mundo...»
La logia Spartacus tendrá en su corta existencia -la sublevación
militar y el estallido de la guerra en España pondrán prácticamente
fin a su actividad «intra muros»- un interesante papel en
la organización de una red de ayuda a los refugiados españoles
que logran cruzar la frontera en períodos de tiempo diferentes
pero poco distantes entre sí: la Revolución de Octubre de
1934, el cierre de la frontera de Irún y caída de San Sebastián
en septiembre de 1936, y el derrumbamiento total del Frente
Norte en octubre de 1937.
En el mes de octubre de 1934 se produce un estallido revolucionario
en el núcleo industrial de Asturias. El episodio dura apenas
quince días y es sofocado por el ejército, que actúa siguiendo
las órdenes del Gobierno Lerroux. Centenares de refugiados
cruzan la frontera huyendo de la feroz represión desencadenada.
Nombres como el del maestro1 Daniel Argote, con doble afiliación
en La Zélée y Spartacus, pasarán a la historia al organizar
en suelo francés un comité de acogida que, gracias a esa
primera experiencia humanitaria, cobrará una dimensión mucho
mayor cuando en 1936 se produzcan las dos grandes oleadas
de refugiados, la primera recién comenzada la guerra al
caer San Se- bastián, y la segunda, al desaparecer el Frente
Norte al año siguiente. La ayuda a los refugiados, masones
o no, se materializa de muchas formas: trámites administrativos,
cuidado de los niños que huyen con sus familias en el mejor
de los casos... Hasta signos de reconocimiento se hacen
a la llegada a puerto, para evitar a los refugiados recién
lle- gados que responden a ellos el ingreso en los campos
de concentra- ción preparados por las autoridades francesas.
Las luces se apagan
El
taller franco-español correrá una suerte prácticamente análoga
a la de la logia La Zélée. La otra entidad que había sumado
sus efectivos para constituir Spartacus, L´Étoile du Labourd,
contaba con menos miembros, éstos frecuentaron habitualmente
las tenidas de La Zélée, y prácticamente dejó de funcionar
a pesar de algunos intentos de re- animación.
Spartacus se ve afectada seriamente por el estallido de
la Guerra Civil. La logia Altuna deja de existir en septiembre
de 1936 y en ese mismo mes las tropas de Franco han cerrado
la frontera de Irún.
El ta ller internacional del Gran Oriente de Francia dejará
prácticamente de funcionar y sus miembros, con doble afiliación
en La Zélée, se dedicarán más a organizar las medidas de
socorro a los refugiados que a otra cosa. En estas condiciones
llega la guerra a Francia, su hundimiento militar y la promulgación
del Decreto de 13 de agosto de 1940 por el régimen de Pétain.
El temido totalitarismo tipo fascista se había instalado
por fin en suelo francés y había declarado a la Francmasonería
fuera de la ley. Los locales en los que Spartacus desarrollaba
sus tenidas en la rue Bergeret son ocupados primero por
los soldados alemanes y luego por la Milicia de Vichy. Buena
parte de la documentación manejada por la logia La Zélée
fue quemada en el jardín de la casa que3 Eucher Lahon tenía
en la localidad bayonesa de Lahonce. El mobi- liario y los
objetos de decoración masónica se vendieron al mejor postor
por una cantidad irrisoria (3.198 francos).
Con
anterioridad al estallido bélico y la catástrofe que el
mismo trajo consigo, la logia Spartacus se vio también afectada
por una complicada situación económica, provocada por un
rápido crecimiento favorecido por el sistema de dobles afiliaciones,
y un impago de las capitaciones debidas al Gran Oriente
de Francia. La situación es alarmante al dar comienzo el
ejercicio masónico del año 1936, momento en el que al hacer
balance se aprecia que el ejercicio anterior se ha cerrado
con un censo de 72 miembros activos de los que no han hecho
frente a sus obligaciones económicas nada menos que 36.
La logia acumula frente al Gran Oriente de Francia una deuda
de 1.200 francos sin contar, habida cuenta de su juventud,
con reservas en su tesorería para hacer frente al problema.
Tenemos constancia de esto a partir de la corres- pondencia
del Tesorero de la época, Robert Pinède, y el Venerable
de la logia, Justin Bonneman-Benia; también de la existencia
de algunas dimisiones producidas a raíz de la imposibilidad
de, en el período de crisis que se vive, asumir las obligaciones
económicas ligadas a la per- tenencia a la logia. Causas
de necesidad tuvieron que apreciarse de algún modo por el
colegio de oficiales de Spartacus, cuando se optó por no
aplicar medida disciplinaria alguna frente a los deudores.
El comienzo de la guerra en España primero y en toda Europa
más tarde, encaminaron definitivamente a la logia Spartacus
hacia su desaparición 4.
1 Daniel Argote, que se integrará en la Resistencia, será
asesinado por los alemanes en Orthez el día 10 de agosto
de 1944.
2
En la actualidad, la calle de Bayona en la que tenía su
sede efectiva la Logia Spartacus, lleva el nombre de Daniel
Argote.
3 Jean Eucher Lahon, maestro, miembro de la logia La Zélée,
fue detenido por tropas alemanas el día 10 de agosto de
1944. Llevado a Pau, no se tienen noticias de él una vez
que el ejército alemán inicia su retirada en la zona el
día 21. Su cadáver nunca fue encontrado.
4
El 28 de octubre de 2012 se constituyó en Bayona una logia
denominada «Spartacus 2012»: un proyecto distinto de aquella
logia que nació en los años treinta del siglo pa- sado,
pero en cuyo arranque también participaron –y lo siguen
haciendo- masones españoles.
Fuentes bibliográficas consultadas
1.
Loges et Francs Maçons, Côte basque et Bas Adour (1740/1940),
Jean Crouzet, Ed. Atlántica, 1998.
2. La Maçonnerie Bayonnaise de 1743 à 2008, 265 ans de vie
Maçon- nique à Bayonne, Jean Crouzet, Ed. Cercle Camille
Delvaille, 2008.
3.
Histoire des Loges Maçonniques du Sud et d ´Espagne, Grand
Orient de France, ITEM, 2010.
4.
La masonería en Asturias (1931/1939), Yván Pozuelo Andrés,
Ediciones Universidad de Oviedo, 2012.
5. La Franc-Maçonnerie Universelle en face de la grande
tragédie de l ´Espagne, Ceferino González, Bruselas, 1937
6. Centro Documental de la Memoria Histórica SE Masonería
A.C. 727 y SE Masonería A.C. 266. Fondos fotográficos A242
A/R.
7.
Centro Documental de Víctimas de la Shoah.
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